¡Estoy embarazada!

Tranquilos que no estoy embarazada, sólo quería rememorar el día que dije eso por primera vez. Para ello me remontaré a finales de Septiembre de 2012 cuando aún era «young, wild and free».
Francis y yo habíamos decidido que queríamos ser papás en Agosto, así que echad cuentas. Para finales de Septiembre justo en esa semana que esperaba la regla tenía exactamente síntomas de tener eso, la regla: dolor de ovarios, pechos sensibles y cambios de humor (bueno, para esto último no es necesaria la menstruación). Claro, sintiéndome así sólo se me ocurrió pensar que no estaría embarazada. Pero como siempre había sido muy regular y al ir al lavabo no manchaba, si añadimos que tengo cero paciencia como para aguantar un día de incertidumbre, llegué a casa decidida a hacerme un test de embarazo.
En casa estaba Francis con un par de buenos amigos haciendo lo que hacen los amigos: pasar el rato. Quiero dedicar un momento a compartir con vosotros algo que me parece bastante curioso. Cada vez que Francis queda con sus amigos, luego voy yo y le hago preguntas sobre sus vidas…preguntas bastante básicas. Pues bueno, casi nunca sabe la respuesta a esas preguntas, con lo que le acabo preguntando: ¿entonces de que habéis hablado? ¡¿De qué habláis los hombres por Dios!? No sé…ellos pasan el rato sin más y ¡felices! Yo cuando quedo con mis amigas hacemos unas actualizaciones que os quedaríais alucinados…
¡Al grano!
Viendo lo bien que lo estaban pasando y no queriendo molestar, me fui a la farmacia más cercana a por el test. Allí me recomendaron que esperara un poco por si me bajaba en breve, pero yo no podía esperar…no va conmigo. Volví a casa sin decir nada a los chicos y me metí en el baño. Aaaaaaaaaaix…¡qué nervios! El minuto más largo y emocionante de mi vida, lo recuerdo como si fuera ayer. Cogí el predictor, miré el resultado e hice lo que hacemos todos en esta situación: mirar las instrucciones de nuevo, luego otra vez el predictor, de nuevo las instrucciones, otra vez el predictor y una vez más todo el proceso por si acaso…¡POSITIVO!
Me puse súper nerviosa, hasta el punto que me temblaba el pulso. El corazón se me salía por la boca y tenía ganas de gritar de emoción. Si una busca quedarse embarazada deduzco que esta reacción es más que normal (claro, en caso de no ser así supongo que la cosa cambia y bastante). Estaba tan contenta que entré corriendo en el salón con el test de embarazo como si fuera una espada láser y grité la noticia a todos a la vez. ¡Podéis imaginar sus caras! Ellos que estaban tan tranquilos en su mundo y de repente eso, ese notición, ¡la primicia!
Ese día dio comienzo la vida que llevo ahora. Una vida llena de contrastes y aprendizajes diarios. Vamos, más o menos como cualquier vida pero con unos matices singulares que sólo los que se encuentran en mi misma situación pueden entender y aquellos que no, pueden imaginar.
Después se lo contamos a los más allegados y la noticia se expandió como la pólvora. Fue un bombazo, sobre todo por lo que ya conté en el post de «tras la sombra de las apariencias» .¡Por cierto! A mi «socia» del blog, mejor amiga, hermana y soltera soñadora, se lo tuve que contar por teléfono porque estaba en un crucero de Durex (sí, sí, la marca de preservativos). Qué irónico, ¿no?
¡Buenas noches inquietos!
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