¿Se quiere de la misma forma a todos los hijos?
El otro día me llegó una imagen por whatsapp con la información resultante de un estudio publicado en el «Journal of family psychology«. Este estudio afirma que el 65% de las madres tienen un hijo favorito y en el caso de los padres el porcentaje es de un 70%.
Cuando me quedé embarazada por primera vez no sabía de qué forma querría a mi primera hija, y sin darme cuenta empecé a quererla, mucho antes de verle la cara y tenerla en mis brazos. Pero cuando me quedé embarazada por segunda vez me asaltó una duda que se convirtió en una preocupación. Puede que se trate de una preocupación estúpida, pero así me sentí; por un tiempo me cuestioné si sería capaz de querer a mis segundas hijas igual que quería a Jujú. Creía que era imposible querer a alguien de la misma forma.
Luego nacieron Audrey y Lala. Llegaron a mi vida siendo igual de importantes para mi que su hermana mayor y las quise del mismo modo sin ningún tipo de esfuerzo…fue totalmente innato. Sorprendentemente esa preocupación que había experimentado durante el embarazo desapareció sin más.
Por eso cuando me llegó la imagen en cuestión me quedé un poco decepcionada. Miré a Fran que estaba conmigo en el sofá viendo la tele y le pregunté mientras se la mostraba: «¿qué opinas?». Su respuesta me dejó más tranquila: «espero que seamos del otro 30%«.
Soy hija única y no entiendo de favoritismos entre hermanos, pero os puedo asegurar que más de una vez he oído decir a amigos míos: «yo soy el preferido de mi padre», por ejemplo. Eso significa que algunos padres tienen favoritos y los hijos son conscientes de ello. ¿Me acabará pasando lo mismo?
No puedo afirmar que no perteneceré a ese grupo de madres que acabará sintiendo más afinidad o predilección por uno de sus hijos, además los números no juegan mucho a favor de ello, pero puedo decir con toda seguridad que me gustaría que mis hijas recibieran y percibieran del mismo modo mi amor por ellas. No debo ir muy bien encaminada porque no puedo evitar compararlas, lo hago sin querer y a veces queriendo. ¿Será inevitable? Se lo veo hacer a muchas otras madres constantemente…
Después de investigar un poco sobre el tema, la preocupación vuelve a mi vida, o más bien dicho una preocupación más, ya que si por algo se caracteriza la vida de una madre es por tener muchas preocupaciones.
Bueno inquietos, me gustaría saber vuestra opinión, ya sea como padres o como hijos (que seguro que tenéis una). Yo por mi parte reflexionaré e intentaré hacer las cosas lo mejor que sé.
Hasta dentro de dos lunes…
Mamá inquieta
Mamá inquieta
"No hay manera de ser una madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre". (Jill Churchill)
Mondo lirondo 
Yo he vivido ser el 70% «favorita de papa» y a la vez el 65%»no favorita de mamá» por lo tanto y sin saber que existia este estudio… tengo claro que para mi hija y mi hijo voy a ser el tanto por ciento restante. Yo no quiero tener hijos favoritos ni hijos clones, quiero que mis hijos sean distintos y vivir con ell@s experiencias,sentimientos,risas,lagrimasdecepciones,exitos,fracasos hasta besos y abrazos diferentes.. Porque mi porcentaje de amor lo tengo clarísimo es 50% para ella y el 50%para él !!!
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Supongo que todos pretendemos eso. Mi preocupación recae más en el hecho de poderlo conseguir o no. Y básicamente mi preocupación nace de haber visto esos favoritismos en directo, tanto en mi familia como en otras. ¡Gracias por tu comentario!
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Inevitable: Tener mayor afinidad con uno que con otro. Compartir gustos, participar más de sus experiencias, ser más su confidente, entrar en su yo, todo lo que puedas imaginar que te gustaría vivir con ellos y por igual, resulta que no está en tu mano sino en la de ellos….ellos se abrirán a ti o no..o a su padre… o a ninguno de los dos o a ambos…pero nunca estará en tu mano.
Inevitable: Como el amor no depende de su comportamiento, ideas, relaciones ni nada que te puedas imaginar, repito, inevitable amarles por igual, sin tener que repartir ni un pequeño porcentaje en relación al número de hijos que tienes… sufrirías por igual ante el dolor de uno de ellos, ¿no es cierto?..pues del mismo modo los amarás, por lo que son, por lo que te dan y te quitan, cada día y durante el resto de tu vida. Somos afortunados porque somos padres.
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Gracias por tu mensaje. Creo que es alentador y sensato. Espero ir descubirendo todo esto a lo largo de los años. ¡Cada día es un aprendizaje! (mínimo).
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Yo espero no tener favoritismos pero es cierto que muchas veces crees ser la favorita de papá y ves a tu hermano como el favorito de mamá.. aunque no es algo que me moleste.. creo que se trata tanto de favoritismos sino afinidades de carácteres o quizás voluntad de proteger al que ves más débil o intentar ayudar al que ves más problemático. De todas formas, seguramente, aún habiendo favoritismos no se quiere más a uno que a otro. O personalmente, yo creo que no.
Mi duda, pero, es otra.. cuando tienes un segundo bebé.. quieres igual al primero? Yo tengo ese miedo de pensar que la dejaaré de atender o prestar toda la atención que debería… y es una de mis razones por las que no veo el momento de buscar otro bebé… cómo lo has vivido tu?
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Personalmente creo que toda la familia nos hemos volcado demasiado en intentar que Jujú no se sienta desplazada con la llegada de sus hermanas. Tanto que creo que Audry y Lala no han recibido la atención que merecían ni de lejos. La gente me decía que eso era lo más aconsejable, ya que ella era más consciente de todo y las peques aún no se enteraban de mucho. Me da pena porque ha pasado un año y no he disfrutado de ellas como hubiera debido. Jujú tuvo su momento y les hemos negado a ellas el suyo. Eso si, cuando se llevan poco, creo que es difícil dedicar a los segundos la misma atención que brindamos a los primeros (si son muy pequeñitos los dos, como en mi caso…y ¡además dos de golpe!). No sé si mi respuesta te puede ser de ayuda…¡Un besito!
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Perdona Maria. Te escribí el 9 de Octubre pero no lo hice en tu comentario y me acabo de dar cuenta. Te envío otro comentario con lo que te respondí. Espero que lo puedas leer. Un beso y ¡feliz año!
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